En 1892, apareció en un diario de los Estados Unidos un artículo que informaba que, con el tiempo, se transmitirían por el aire todo tipo de imágenes a través de lo que ese medio denominó “telectroscopio”. Tras varios años de investigaciones y descubrimientos técnicos, la profecía se concretó cuando, en 1928, se le otorgó a General Electric la primera licencia para operar una estación experimental de TV.
En 1936, la BBC de Londres inauguró el primer ciclo de emisiones regulares de televisión, aunque desde comienzos de siglo, se venía probando con la transmisión de imágenes a distancia. Pero el estallido de la Segunda Guerra Mundial llevó a concentrar todo el esfuerzo tecnológico en el conflicto. Durante éste, la RCA impulsó investigaciones que lograron perfeccionar las imágenes televisivas en los Estados Unidos. Al finalizar el conflicto, los aparatos llegaban a los tres millones y las estaciones emisoras, a doscientas. El nuevo medio contaba con ventajas propias para su rápido éxito.
La década del 50, que comenzó con la llegada de la televisión en color, fue la de mayor expansión de ese medio en gran parte de Occidente. En 1962, se realizó la primera transmisión directa vía satélite a través del Atlántico. Sin embargo, la primera transmisión vía satélite vista, simultáneamente, en casi todo el mundo fue la llegada del primer hombre a la Luna, el norteamericano Neil Armstrong, el 21 de julio de 1969. En 1988, con la puesta en órbita del satélite franco-alemán TDF-1, se inició en Europa la era de la teledifusión directa, cuyos programas podían ser captados por una antena satelital parabólica individual.
No hay comentarios:
Publicar un comentario